El origen de las estructuras de gobierno corporativo surgen a raíz de las sociedades que cotizan en la bolsa, las cuales requerían contar con un organigrama que permitiera que el entramado de la empresa, respecto de sus accionistas y los directivos de la misma, se dieran de manera fluida y con objetivos específicos.
«En el caso de México se aplicaría a las relaciones entre accionistas y órgano de administración, que en este tipo de sociedades suele ser un consejo.»
Derivado de lo anterior, se crearon los Códigos de Buen Gobierno en los sistemas anglosajones, y en México el Código de Mejores Prácticas Corporativas del Consejo Coordinador Empresarial, el cual busca que el Consejo de Administración de una sociedad se ocupe con mayor intensidad de su adecuado desempeño utilizando las mejores prácticas corporativas, como lo son la transparencia de sus operaciones en una adecuada revelación de información, ser competitivos en un mundo global, contar con alternativas de financiamiento en condiciones favorables, contar con procesos de sucesión estables y que hagan que la empresa se mantenga en el tiempo, todo esto en beneficio de sus accionistas y de cualquier otro tercero que tenga relación o interés en la empresa.
Conforme la cultura de Gobierno Corporativo fue evolucionando, ya no veía únicamente por los socios o accionistas, sino también por todas aquellas partes o grupos interesados en la existencia y marcha de la empresa, como son los trabajadores, clientes, proveedores, comunidad local, medio ambiente, la sociedad genera e incluso competidores, puesto que el impacto positivo de la empresa trae beneficios comunes en el resto de la comunidad.
Ahora bien, cuando hablamos de buen gobierno, nos referimos a la organización de una empresa que logra cumplir con los fines de la misma, así como la forma en que dichas empresas son controladas y dirigidas para llegar a los fines en cuestión. Por ejemplo, si los fines de la empresa son de carácter financiero, el buen gobierno se orientará a la obtención del máximo beneficio y del valor de las acciones en los mercados financieros, fijando como objetivo principal el cubrir las necesidades de los accionistas de la sociedad.
Si bien es de suma importancia que la empresa cumpla sus objetivos financieros, de expansión y demás objetivos naturales de la actividad comercial, también es convenientes agregar aspectos éticos y morales, para que el buen gobierno sea también aquel que logre llegar a fines buenos (relativos a bondad, hacer el bien), encontrando entonces en los propios fines de la empresa ese calificativo de BUENO.
Además de la teoría financiera de la empresa, que identifica como finalidad primordial de la empresa la generación de riqueza para los accionistas, se encuentra también el enfoque pluralista o de “teoría de los interesados” que concibe a la empresa con una visión de generación de riqueza para la sociedad en su conjunto, que es a lo que llamamos Responsabilidad Social de la empresa. Esta Responsabilidad Social combina la eficiencia y equidad para favorecer la creación de riqueza neta total a largo plazo y de modo sostenible, conservando el capital medio-ambiental y el capital físico, financiero e intelectual de la organización.
«La Comisión Europea, por medio de diversas comunicaciones y foros – Libro Verde (2001), Comunicación (2002), Foro Multilateral (2003) – ha definido la responsabilidad social de las empresas como la “integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores.»
Comparativo de modelo financiero y modelo social.
El modelo financiero buscará en primer lugar la maximización del beneficio para los accionistas a través del respeto ajustado de la normatividad, con la “amoralidad” necesaria para no cruzar la frontera que divide lo legal y lo ilegal, defendiendo siempre los intereses particulares.
El modelo financiero buscará en primer lugar la maximización del beneficio para los accionistas a través del respeto ajustado de la normatividad, con la “amoralidad” necesaria para no cruzar la frontera que divide lo legal y lo ilegal, defendiendo siempre los intereses particulares.
El modelo social buscará la defensa de los intereses colectivos mediante el respeto holgado de la normatividad legal y con un comportamiento legal superior para obtener suficiente beneficio.
Una vez que hemos hecho este comparativo de enfoques empresariales vale la pena preguntarnos si es posible llevar a la práctica el modelo social cuando la competitividad en el mercado es tan dura y las barreras de acceso al mismo son cada vez más altas. ¿Cómo competir sin tener un fin preponderantemente económico en beneficio de los accionistas?
La implementación de un gobierno corporativo se debe hacer entendiendo éste como “la estructura y funcionamiento del sistema político corporativo”, lo que implica asociar la creación de valor económico con el compromiso social de la actividad empresarial.
En el contexto de la denominada responsabilidad social de la empresa en la gestión de sus negocios y en relación con sus interlocutores, cada empresa podrá asumir libremente aquellas obligaciones o compromisos adicionales que desee de carácter ético o social dentro de un marco general de desarrollo sostenible, como la presentación de un triple balance económico, social y medioambiental que se discute en algunos foros, para darlos a conocer a los accionistas, empleados y a la sociedad en su conjunto, sobre la base de los principios de la voluntariedad y transparencia.
Independientemente de la implementación de políticas de buen gobierno, una estructura de gobierno corporativo en donde prevalezca la transparencia, deberá contar con procedimientos y comités intermedios con participación de consejeros independientes, para lograr combinar dicha estructura con una serie de valores en beneficio de la colectividad y tomando medidas en pro del medio ambiente.
Encontrar el equilibrio entre esas tres diferentes perspectivas hará que la empresa perdure en el tiempo, mantenga motivados a sus trabajadores y tenga una buena aceptación de su comunidad, independientemente de la satisfacción de todos los involucrados en ver por el bien común.
Encontrar el equilibrio entre esas tres diferentes perspectivas hará que la empresa perdure en el tiempo, mantenga motivados a sus trabajadores y tenga una buena aceptación de su comunidad, independientemente de la satisfacción de todos los involucrados en ver por el bien común.